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CUANDO PETROVIC PUDO SER AZULGRANA

  • Foto del escritor: simplementebaloncesto
    simplementebaloncesto
  • 12 jul 2017
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 25 ene 2020


PETRO

Drazen Petrovic, el genio croata de Sibenik, posiblemente el mayor talento de toda la historia del baloncesto europeo que desgraciadamente nos dejó a la edad de 28 años tras un fatídico accidente de coche. Todos conocemos su vida profesional, pero hoy hablaremos de un hecho que pudo cambiar la historia. Durante varios días, fue prácticamente jugador del F.C. Barcelona.


Pronto apuntó maneras de convertirse en un jugador histórico. Pasó 4 años en la Cibona de Zagreb, donde maravilló al mundo con su juego y consiguió ganar 2 Copas de Europa así como varios títulos nacionales. Yugoslavia ya era poco para él.


Corría el año 1986, y el impacto mediático de Drazen era algo ya fuera de lo normal. Ante las numerosas entrevistas que concedía a los medios, y la presión a la que estos le sometían, solo podía esbozar una sonrisa cuando le preguntaban por el supuesto compromiso verbal con el Barcelona. Drazen necesitaba más. La Cibona ya se le había quedado pequeña.


Por entonces existía en Yugoslavia una norma (increíble de entender hoy en día) en la que los jugadores no podían abandonar su país antes de los 28 años. Drazen jugaba sus cartas y amenazaba con fugarse a la NBA y no competir más con su combinado nacional (por aquellos años eran incompatibles ambas cosas). Ya era un jugador que apostaba fuerte, y consiguió que las autoridades yugoslavas aceptaran el visado para abandonar su país antes de lo establecido.


Todo estaba hecho con el F.C. Barcelona. A Drazen le entusiasmaba (por no decir que le excitaba) seguir siendo la pesadilla del club blanco, al cual le había amargado la existencia en todos los enfrentamientos europeos. Célebre fue su encontronazo con Juanma López Iturriaga, al cual cada vez que jugaba le susurraba al oído: “Hala Madrid, Hala Madrid”, en uno de sus famosos capítulos provocadores. En una de esas, Itu le soltó un puñetazo. No podía más con aquel muchacho descarado.


El Barcelona entró en la negociación y aceptó la propuesta de José Antonio Arízaga, agente del jugador y amigo de Mirko Novosel. Antes del Mundial de España se planteó el tema por primera vez. No parecía difícil cerrar el fichaje de un jugador a dos años vista, cuando aun tenía contrato con la Cibona hasta 1988. Se cerraron las condiciones del contrato con Drazen en Puerto Real, con una oferta de 4 temporadas y un salario de un millón de dólares. 


El acuerdo estaba cerrado, y a falta de los famosos pequeños flecos, ya se negociaban los partidos de compensación a la Cibona. La afición croata no tenía nada que objetar. Era una continuación lógica en la ascensión deportiva del jugador. Incluso se llegó a rechazar de manera inmediata las futuras intromisiones de la por entonces poderosísima Virtus de Bologna. Drazen había dado su OK a la oferta azulgrana.


El contrato se firmaría en el partido de ida que se iba a disputar en Zagreb, pero una semana antes del partido el Barcelona pidió un receso por el problema que tenían con los jugadores extranjeros de la sección de fútbol. Había que liberar masa salarial, a pesar de que el entonces presidente, José Luis Núñez, no veía con buenos ojos equiparar el sueldo de jugadores de baloncesto a los de fútbol.


El agente de Petrovic no lo veía claro. Sabía que el jugador tenía pendiente una gira de exhibición con la selección yugoslava por Estados Unidos, y también sabía que la NBA apretaría a Drazen para firmar por la liga americana. Alertó a los dirigentes azulgranas de esta posibilidad, pero no quisieron escucharlo.


En el plano deportivo, Aíto García Reneses por entonces entrenador del Barcelona, no entendía la jugada. ¿Cómo vamos a tener a un jugador nuestro, cobrando de nuestro club, en un equipo que puede ser rival directo en la Copa de Europa?. No parecía una jugada muy inteligente. Los mentideros hablan de que Núñez se aferró a esta opinión para no echar el resto por el croata. Seguía sin verlo claro. El Barça dudó, y el Madrid lo aprovechó.


Al enterarse de la indecisión del Barcelona, el Madrid reaccionó inmediatamente. Antes del partido entre Cibona y Barça le llegó a Novosel una carta de Ramón Mendoza en la que el presidente blanco le expresaba su interés por contar con los servicios de Drazen. Preparó un contrato para el croata en tan solo 5 días. Era una operación complicada y absolutamente inusual. A pesar de que Fernando Martín había dado el OK a su incorporación, parte de la plantilla no la veía con buenos ojos.


Fernando Martín: "Estoy francamente satisfecho por la llegada de Petrovic, es un gran jugador”

Juanma L. Iturriaga: “No sé si le estrecharía la mano al encontrarle”.

La Cibona aterrizó en Madrid para el partido, y una delegación blanca secuestró (literalmente) a Drazen y a Mirko Novosel, su entrenador y padre deportivo. En dos horas se cerró la operación y Drazen firmó por 4 temporadas con el conjunto blanco a partir de 1988.


En su presentación con el Real Madrid, Drazen lo explicó perfectamente: “Todo se hizo en diez días. La directiva del Barça se había comprometido a traer el contrato para la firma a Zagreb, aprovechando el partido de ida entre Cibona y Barcelona. Pero en lugar de eso, me ofrecieron un par de meses de espera hasta que se arreglara el asunto con los cuatro extranjeros de fútbol, se equivocaron en cuanto a sus posibilidades económicas. Yo les dije que no estaba dispuesto a esperar… Pero nunca imagine que en dos semanas firmaría por el Madrid”.


Aunque el contenido del contrato era un secreto, se filtraron las partes más importantes del mismo. Drazen cobraría por su compromiso de cuatro años más de un millón de dólares, aparte de los contratos de imagen con distintas firmas comerciales. Además el club le obsequió con un Porsche, un piso y tantos billetes de avión Madrid-Zagreb-Madrid como fuesen necesarios. Es decir, se le pagaban todos sus gastos a excepción del teléfono.


Pero no solo las críticas vinieron desde Madrid. En Yugoslavia también hubo personas a las que les escoció la salida a Europa de Drazen. Jugadores como Kicanovic, Delibasic o Jerkov no pudieron salir de su país a tan temprana edad (23 años) y dieron la enhorabuena a Drazen de forma sarcástica: “Buen viaje a Petrovic, que lo pase muy bien”. Creían que era una injusticia dejar a Drazen marchar al extranjero cuando a ellos se lo habían prohibido, pero alguien tenía que ser el primero en abrir la veda… No quisieron verlo de esa manera.


La prensa catalana consiguió poner con titulares sensacionalistas el foco en el propio Drazen, situándolo como máximo responsable de la no firma por el club azulgrana. La realidad fue totalmente diferente, y podría resumirse de la siguiente manera.  Drazen Petrovic no jugó en el Barça porque la directiva no quiso. Esta es la verdadera historia.

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