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EL ORIGEN DE LOS PASAPORTE COTONOU

  • Foto del escritor: simplementebaloncesto
    simplementebaloncesto
  • 16 ago 2017
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 25 ene 2020


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Pasaportes falsos, otros de dudosa moralidad, pagos a agentes, clubes y jugadores de por medio para conseguir el "salvoconducto" que te haga no ocupar plaza de extracomunitario y poder fichar por grandes clubes e importantes cantidades de dinero. ¿Cuál es el precio?. Muchas veces basta con jugar algún torneo veraniego, otras ni eso. Hoy explicamos el origen de los pasaportes COTONOU.


En el año 2000 el concepto COTONOU (llamado así porque fue firmado en la capital de Benín) era absolutamente desconocido por el aficionado medio del baloncesto español. Fue una decisión de la FEB para las categorías inferiores a la ACB (LEB Oro, Plata y Bronce) con el objetivo de que los jugadores que por entonces ocupaban plaza de extranjero tuvieran el mismo status que los jugadores comunitarios. Parecía algo relativamente sensato. Potenciar el baloncesto africano o de antiguas colonias europeas para facilitar la integración de ellos e igualar el nivel de oportunidad de estos muchachos.


El Acuerdo Cotonou es relativamente extenso, y trata sobre una gran cantidad de derechos sobre las personas procedentes de los conocidos como países ACP. Sin querer entrar en demasiada burocracia y analizando todos los puntos en detalle, queremos puntualizar el siguiente artículo.

Artículo 13.3 – “Cada Estado Miembro concederá a los trabajadores procedentes de un país ACP (África, Caribe, Pacifico) que ejerzan legalmente una actividad en su territorio un trato caracterizado por la ausencia de toda discriminación basada en la nacionalidad con relación a sus propios nacionales en lo referente a condiciones de trabajo, remuneración o despido. Cada Estado ACP, por su parte, concederá a este respecto un trato no discriminatorio comparable a los trabajadores nacionales de los Estados Miembros”.


Poco a poco llegamos a 2011, y la Liga ACB sufre una revolución en algunas de sus normas para la mejora del espectáculo y la mejor gestión de los clubes. En las reuniones entre la alta dirección de la ACB y los representantes de los clubes más poderosos se pone encima de la mesa la necesidad de incluir esta medida en la máxima competición española. Que gran muestra de altruismo por parte de los principales dirigentes… pero aquí no se da puntada sin hilo… se acepta la Ley, y entonces comienza la carrera por saltársela de manera legal.


Vayamos a casos concretos. La nacionalización del norteamericano CJ Wallace como congoleño (lo cual provocó ciertas risas y mofas por su poco parecido con un autóctono de allí) vino precedida de la decisión de nacionalizar casi por imperativo de ley a Serge Ibaka. Al jugador NBA se le concedió la nacionalidad española por carta de naturaleza que se otorga discrecionalmente por Real Decreto en base a circunstancias excepcionales y que da lugar a un expediente para cada caso en particular. La excepcionalidad del aún congoleño que llamó la atención del Gobierno español no era otra que su buen nivel deportivo, así sin más. Pero entonces nadie en España se escandalizó.


La cosa no paró allí, y desde entonces son sangrantes los tejemanejes de muchos jugadores para conseguir esta ventaja a la hora de obtener sus contratos. KC Rivers (Guinea Bissau), Colton Iverson (Guinea Bissau), Doron Perkins (Costa de Marfil), Ryan Gomes (Cabo Verde), Marcus Slaughter (Guinea Ecuatorial), y un largo etcétera.


Lo más paradójico de este asunto es que no existe ninguna base real en la mayoría de ellos para la concesión de estas nacionalidades, ni el arraigo en un país que dudo que hayan visitado, ni la existencia de lazos familiares razonablemente próximos. Por no hablar de la nula implicación de estos jugadores en integrarse en la selección nacional de dichos países.


El pasaporte se ha convertido en un simple producto que se compra y se vende con el fin de obtener la ventaja, saltándose las disposiciones legales que afectan al común de las personas.

La ABP (Asociación de Baloncestistas Profesionales) ya ha dado un toque de atención en este asunto, y parece que el CSD (Consejo Superior de Deportes) pretende ponerse las pilas en este asunto a futuros. Pero, ¿es posible? Hasta que no se demuestre lo contrario y no se encuentren fraudes demostrados, es una práctica absolutamente legal.


Visto lo visto, parece que es necesaria una modificación en este tipo de contrataciones. Quizás lo primero sería eliminar la diferencia entre jugadores comunitarios y extracomunitarios (como en la Euroliga). Sería fundamental para evitar el bochornoso espectáculo de pasaportes extravagantes. Lo siguiente sería exigir un mayor compromiso a cambio de estos pasaportes, como la obligación de residir en dicho país durante un período determinado o el de participar de forma ineludible en los compromisos internacionales de dicho país.


Esto seria lo ideal, pero tengo la sensación de que las mafias que se lucran con este “gap”, así como los agentes, clubes y jugadores que se benefician de esta situación no están por la labor, y de esta manera es muy complicado que se produzcan cambios. Así pues, continuemos con la hipocresía y sigamos disfrutando del espectáculo de contar con jugadores de medio mundo cueste lo que cueste moralmente hablando. Al fin y al cabo es de lo que se trata, ¿o quizás no?

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